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Es una cuestión de evolución. La figura del ''ejecutivo estresado'' va a descansar en paz. Ha nacido el ejecutivo consciente. Entrena su mente a diario con técnicas de mindfulness para mejorar su bienestar, las relaciones con los demás, y desarrollar todo su potencial profesional. Está llamado a liderar y cambiar el mundo.

Son cada vez más los directivos y emprendedores que han tomado consciencia de que algo no funciona, en sus vidas y en sus organizaciones. Hablamos de una crisis profunda de falta de sentido. La buena noticia es que las crisis preceden a los saltos evolutivos. Y ese nuevo nivel de evolución se aprecia claramente en la nueva figura del ejecutivo consciente.

El ejecutivo consciente se ha liberado del estrés y sus devastadores efectos. No sólo ha comprobado su inutilidad en la consecución de objetivos, sino su enorme capacidad de mermar la duración y la calidad de vida. El estrés, hasta hace poco sinónimo de eficacia, se ha vuelto un sinsentido. Y en el intento de ponerle fin, ha encontrado la vía para una auténtica revolución a todos los niveles: mantenerse presente en el único momento que existe, el Ahora.

La conquista del Ahora no sólo les ha aportado menos estrés y más vida, sino el acceso al verdadero éxito. Saben que los resultados son resultado del presente. La excelencia es consecuencia de la calidad del trabajo en este momento. Siempre.

Fijadas las metas, su único y verdadero objetivo es mantenerse presentes. Hacen que cada momento importe, y no como un medio, sino como un fin en sí mismo.

Son excepcionalmente creativos y aprovechan el tiempo al máximo. La conciliación natural y equilibrada entre vida personal y profesional es una consecuencia de su estado de presencia en una impecable gestión del tiempo.

Establecidos en el Ahora, toman decisiones rápidamente sin miedo a equivocarse. Son grandes exploradores de lo desconocido y detectan las oportunidades, porque han disuelto los condicionantes del pasado. Tienen confianza en sí mismos, en su equipo y en el mundo, aceptan lo que es y sueltan con facilidad lo que ya no sirve.

Son personas intuitivas, que parecen actuar de la forma correcta en el momento correcto. Han accedido a la inspiración y, en consecuencia, sirven de inspiración a los demás.

Su serenidad transmite calma y seguridad, un ambiente óptimo para que cada uno desarrolle su inmenso potencial. Pueden parecer a veces distantes o no implicados, porque no les gustan los chismes. No pierden tiempo en discusiones banales ni pretenden imponer su razón a toda costa en largas reuniones estériles.

Fruto de una inteligencia emocional elevada y del conocimiento de todo su potencial como seres humanos, no recurren a la queja ni buscan culpables externos. Se saben responsables de su vida y sus proyectos. Son personas humildes y agradecidas que se comunican con una asertividad natural y espontánea. Tienen gran resiliencia y utilizan todo para avanzar.

Gozan de un nivel de energía extraordinariamente alto y de buena salud.

Su único secreto: entrenan su mente a través de una rutina diaria de meditación.

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