Las personas en un equipo piensan y perciben la realidad de maneras distintas, más allá de los mitos sobre racionalidad o multitarea. "Más allá de los mitos sobre multitarea o racionalidad, la neurociencia confirma que hombres y mujeres aportan talentos complementarios que fortalecen la creatividad, la toma de decisiones y la resiliencia de los equipos".
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"La forma en que usamos nuestros recursos y la densidad de conexiones neuronales es lo que definen nuestra inteligencia", explica Gladys Kali, experta en neurociencia aplicada al liderazgo. Estudios de neuroimagen muestran que, en los hombres, suele haber mayor conectividad interhemisférica (dentro de cada hemisferio), mientras que las mujeres presentan más conexiones entre hemisferios, lo que influye en su ventaja en multitarea y memoria emocional.
Estas particularidades también se reflejan en habilidades específicas: los hombres tienden a destacar en tareas motoras y de orientación espacial, mientras que las mujeres procesan la información con más memoria emocional. Además, ante el estrés, los hombres muestran mayor activación de la amígdala derecha, vinculada a la respuesta de 'fight or flight' (lucha o huida), lo que se traduce en reacciones más impulsivas y orientadas a la acción.
Otros hallazgos relevantes incluyen: menor activación de neuronas espejo y mayor sensibilidad al sistema de recompensas (dopamina), lo que explica la tendencia a engancharse a actividades con recompensas claras, como deporte, videojuegos o retos profesionales. La testosterona influye además en circuitos relacionados con agresividad, competitividad y motivación, modulando la búsqueda de recompensas y la respuesta emocional ante desafíos, sin que esto implique determinismo absoluto.
En conjunto, estos factores muestran que cada cerebro masculino tiene características propias: más volumen y conexiones dentro de hemisferios, respuestas más impulsivas al estrés, memoria más práctica y menos emocional, y mayor sensibilidad al sistema de recompensas. Sin embargo, el entorno, la educación y los hábitos moldean tanto como la biología: cada cerebro es único. Por el contrario, las mujeres cuentan con mayor densidad de neuronas espejo que los hombres, que son las llamadas también neuronas de la empatía. Por eso, las mujeres tienden a ser más empáticas que los hombres porque tienen mayor densidad de este tipo de neuronas.
"Desde nuestros antepasados prehistóricos, hace millones de años, el cerebro humano fue desarrollando mecanismos esenciales para la supervivencia y la vida en comunidad. Entre ellos destacan las neuronas espejo, asociadas con la empatía y la capacidad de comprender a los demás. Diversos estudios plantean que, a lo largo de la evolución, las mujeres habrían potenciado de forma particular estas habilidades empáticas, favoreciendo la conexión emocional y la cohesión social en sus grupos", añade Gladys.
Estas diferencias estructurales y funcionales se reflejan también en la vida cotidiana y profesional. Las mujeres poseen más conexiones entre hemisferios cerebrales, lo que facilita integrar información diversa y asumir varias tareas simultáneamente. No obstante, Gladys advierte que excederse puede elevar los niveles de cortisol, la hormona del estrés. Por su parte, la amígdala más dominante en los hombres favorece decisiones rápidas en situaciones de presión, una ventaja clave en proyectos exigentes o entornos de crisis.
El manejo de las emociones también refleja estas particularidades:
Mujeres: el córtex prefrontal permite un análisis reflexivo y una gestión emocional más eficiente, facilitando la comunicación y la resolución de conflictos.
Hombres: la amígdala dominante favorece respuestas rápidas, útiles en momentos de urgencia.
Estas diferencias no deben interpretarse como limitaciones ni como prescripciones rígidas. Gladys Kali aclara que muchas creencias sobre las perspectivas diversas de hombres y mujeres no se sostienen frente a la evidencia científica:
Aunque las mujeres suelen manejar varias tareas simultáneamente, no significa que deban asumirlo todo.
No existe una visión o enfoque más "racional" que otro; las emociones influyen en la mayoría de las decisiones, independientemente del género.
La neuroplasticidad demuestra que siempre podemos aprender y desarrollar nuevas habilidades, sin importar nuestra biología.
Comprender cómo funcionan ambas formas de pensar permite a las empresas formar equipos complementarios y equilibrados:
Mujeres: aportan empatía, comunicación efectiva y visión integral.
Hombres: contribuyen con enfoque, resolución práctica y rapidez en la toma de decisiones.
'Team work makes the dream work'. La diversidad de género no es un valor decorativo: es una estrategia que potencia la innovación, mejora la productividad y refuerza la capacidad de adaptación de cualquier organización”, explica Gladys Kali.
La evidencia científica confirma que estas diferencias representan oportunidades, no limitaciones. Aprovecharlas en los equipos no solo aumenta la innovación y la productividad, sino que también consolida entornos laborales más equilibrados y resilientes. En un mundo empresarial cada vez más competitivo, la riqueza de la diversidad de género en la toma de decisiones se confirma como un recurso estratégico imprescindible.
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