En las empresas españolas conviven hoy en día hasta cuatro generaciones distintas, pero no todas sienten ni se comunican igual. La Generación Z y los Millennials piden propósito, empatía y equilibrio; mientras que los trabajadores más veteranos como la Generación X o los Boomers buscan estabilidad, respeto y coherencia.
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Esa diferencia en la manera de entender el bienestar ha dado lugar a lo que los expertos ya llaman "brecha emocional generacional": un muro invisible que separa sensibilidades y expectativas dentro del trabajo.
Según el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo, las diferencias intergeneracionales en la gestión del estrés, la carga mental o la relación con el liderazgo son hoy una de las principales fuentes de conflicto psicosocial en España. Y la situación preocupa: las bajas por causas relacionadas con la salud mental ya suponen el 30% del total, según Randstad Research (2025).
"Hay una parte de la plantilla que ha aprendido a callar lo que siente para no parecer débil, y otra que necesita poder decir cómo se siente para no explotar", explica desde Healthy Minds su CEO, Angelines Basagoiti. "Ni unos ni otros están equivocados. El reto de las empresas no es elegir un modelo emocional, sino entenderlos todos".

La startup madrileña, que evalúa el bienestar psicosocial de las organizaciones mediante inteligencia artificial, ha detectado patrones muy distintos entre generaciones. En los menores de 35 años predominan la ansiedad anticipatoria y la fatiga emocional, mientras que en los mayores de 50 aparece con frecuencia una desconexión afectiva: profesionales muy competentes que ya no sienten vínculo con su trabajo.
"Cuando un joven no encuentra sentido a lo que hace, se frustra. Cuando alguien con 30 años de experiencia siente que ya no se le escucha, se apaga. Y en ambos casos, la empresa pierde", resume Basagoiti.
Desde su laboratorio de datos en el Parque Científico de Madrid, Healthy Minds analiza cómo estas diferencias emocionales influyen en el clima laboral. Su plataforma, capaz de predecir con un 85% de precisión la aparición de estrés o depresión, permite detectar también desajustes emocionales entre generaciones, lo que ayuda a diseñar planes de acción más humanos y equilibrados.
"Una compañía emocionalmente inteligente no es la que evita los conflictos, sino la que se atreve a hablar de ellos con empatía", añade Dr. Raúl Alelú, cofundador de Healthy Minds. "Escuchar activamente a todas las generaciones no solo mejora el bienestar: fortalece la cultura y el propósito común".
En un contexto donde el 68% de los jóvenes trabajadores españoles afirma que su empresa "no cuida suficientemente su salud mental" (ONTSI, 2024), los expertos coinciden: la brecha emocional entre generaciones no es un riesgo inevitable, sino una oportunidad para repensar cómo queremos trabajar y convivir en el futuro.
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