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El mercado laboral español atraviesa una etapa de alta tensión en la captación de talento. La digitalización, la evolución económica y los cambios en las expectativas de los profesionales han convertido la selección y retención en un desafío estratégico. Ya no basta con contar con profesionales cualificados: las empresas necesitan atraer personas que se integren con éxito en la cultura organizativa y fortalezcan equipos cohesionados y productivos.

Según el Informe del Observatorio de Competencias Digitales, más del 60 % de las empresas españolas reconocen dificultades para cubrir los perfiles que necesitan y, hace apenas una década, solo el 3 % de las compañías enfrentaba problemas similares, según el estudio “La paradoja del talento” de OBS Business School.

Esta carencia se refleja especialmente en sectores como el manufacturero, donde el “Estudio sobre la situación del sector manufacturero en España”, elaborado por Easyfairs, señala que el 60,2 % de las empresas identifica la falta de talento cualificado como principal reto, junto con la escasez de competencias digitales y la ausencia de relevo generacional, factores que repercuten directamente en la rotación, el absentismo y el aumento de las malas contrataciones.

El encaje cultural, clave para retener talento

Ante esta situación, el rendimiento y la cohesión de los equipos dependen cada vez más de cómo los profesionales se integran en la cultura de la empresa. El Departamento de Trabajo de EE. UU. asegura que contratar a alguien técnicamente competente, pero que no comparte los valores de la organización, puede suponer un coste cercano al 30 % del salario anual, y afectando negativamente en la moral y cohesión del equipo.

Además, según el estudio “El costo invisible del talento” desarrollado por Perzon.ai, la rotación temprana se ha convertido en un indicador crítico: el 46% de los colaboradores que renuncian durante su primer año lo hacen por no sentirse alineados con la cultura y los valores de la empresa.

La percepción de marca del empleador también juega un papel decisivo en la elección de los candidatos. Según la encuesta “Global Gen Z y Millennials” de Deloitte, el 75 % revisa la reputación de la empresa antes de postularse, y más del 80 % de millennials y Gen Z prioriza que el propósito corporativo esté alineado con sus propios valores a la hora de aceptar un puesto.

Según María Luaces, Directora de HRed en Synergie España: “No basta con encontrar talento; hay que acertar. Elegir a la persona adecuada significa valorar tanto sus competencias como su encaje en la cultura, porque solo así se construyen equipos fuertes, motivados y estables desde el primer día.”

Decisiones de selección basadas en datos

Por ello, cada vez más empresas están incorporando en sus procesos herramientas de evaluación y testing psicométrico, que permiten anticipar riesgos y tomar decisiones más objetivas. A pesar de ello, según el Observatorio de Competencias Digitales, un 67 % de las organizaciones sigue tomando decisiones basadas en la intuición, y un 12 % ni siquiera evalúa el desempeño tras la incorporación. Integrar criterios medibles de motivación, encaje cultural y adaptación al equipo se ha vuelto imprescindible para seleccionar a quienes realmente contribuirán al éxito desde el primer día.

De esta forma, el mercado laboral avanza a evaluaciones más completas y predictivas, donde el concepto de “culture fit” da paso a “culture add”, priorizando no solo que una persona encaje, sino que también aporte nuevas perspectivas al equipo. La integración de analítica avanzada e inteligencia artificial permite mejorar la precisión en la selección, acelerar la toma de decisiones y alinear la contratación con los objetivos estratégicos de la organización.

"Integrar herramientas de evaluación permite decisiones más objetivas, reduce riesgos de rotación y mejora la productividad desde el primer día. El futuro del talento pasa por decisiones basadas en datos, culturas sólidas y procesos de selección centrados en el candidato”, concluye Luaces.

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