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En un entorno económico de dificultad como el actual, es importante optimizar los procesos de producción y distribución de forma que se elimine el despilfarro y se invierta solo en función de la demanda, evitando los gastos no necesarios. Eso es exactamente lo que pretende el sistema PULL.

“Con el sistema PULL convertimos al cliente en centro del negocio y realizamos una gestión del tiempo de producción altamente eficiente”, asegura Susana Gállego, de Vitae Solutions. Se trata de una fórmula que busca que el sistema de producción y distribución se adapte por completo a la demanda de modo que se consiga reducir significativamente el gasto.

¿En qué consiste realmente el sistema PULL?

En pocas palabras, se trata de que la demanda sea satisfecha en función del consumo del producto por parte del usuario. De esta manera, la empresa consigue reducir el coste asociado al almacenamiento del stock, disminuir el despilfarro y una mayor eficiencia al producir y enviar solo los productos que son requeridos por el cliente.

"Uno de los mecanismos más sencillos y brillantes, que no fácil ni intuitivo, para recortar inventario o eliminar acciones que no aportan valor es que el cliente ‘tire’ del negocio", sostiene Susana Gállego. Lo que hace la compañía, en otras palabras, es “producir a demanda”. El sistema PULL, uno de los pilares de just-in-time, robustece significativamente la cadena de suministro que en estos años, se ha descubierto como una de las partes más débiles de las organizaciones.

Por supuesto, el sistema PULL pretende que el sistema de trabajo general gane en eficacia y eficiencia, pero también plantea una serie de dificultades que deben saber solucionarse por parte del emprendedor. Para ello, es importante tener una actitud de escucha sobre las necesidades del cliente y la evolución del mercado de forma que se la organización pueda adaptarse a la demanda existente.

En este sentido, el sistema PULL exige seguir unos pasos determinados organizativos:

• Conecta procesos individuales. Busca la integración de todas las partes del proceso productivo. Asegura de esta forma un flujo de información continuo.
• Las acciones “aguas abajo” (demanda) tiran de las acciones “aguas arriba” (suministro) a lo largo del proceso productivo. Se crea un mecanismo de señales para que eso ocurra.
• Se desarrollan acciones para reducir los tiempos entre las diferentes etapas a fin de ganar velocidad y acortar la respuesta en toda la cadena de valor. El tiempo de entrega es un valor fundamental para el cliente.

En la relación con el cliente:

• Escuchar al cliente. Es fundamental conocer qué es lo que le importa, cuál es su comportamiento y su actitud. Adelantarnos a él. “Es importante diseñar aquello que se le haga irresistible”, señala Susana Gállego. “hemos de hacer que sea partícipe de los procesos, establecer relaciones de co-creación”.
• Visualizar un sistema 360º, en la generación de valor a lo largo de todo el flujo de valor, en la relación con él e integrado en la estrategia
• Adaptabilidad y flexibilidad del sistema gracias a una gestión de toma de decisiones en el terreno de juego por parte de las personas, que distribuye de forma elegante las responsabilidades y la autoridad de forma dinámica según las necesidades del cliente
• El sistema PULL tiene la capacidad de reducir significativamente los gastos de cualquier emprendimiento. Trabajar según lo indique la demanda implica reducir la cantidad de stock disponible y disminuir los costes de almacenaje y transporte.

Eso sí, para que este sistema sea realmente eficiente y no provoque contraprestaciones en el negocio es fundamental conseguir toda la información sobre la demanda del cliente a corto, medio y largo plazo y realizar una buena gestión de la supply chain.

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