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La aparición de nuevas tecnologías siempre ha tenido consecuencias en el mercado laboral. La revolución digital que estamos viviendo no es la excepción.

Las ideas sobre las cuales se organizaba el trabajo están “mutando”. La dinámica de vida del nuevo milenio exige el rediseño del mercado laboral. Estamos experimentando un cambio de paradigma. Es cierto que hay puestos de trabajo que van a desaparecer; sin embargo, surgirán muchos otros, algunos hasta ahora impensados.

Principales protagonistas de este cambio de paradigma son la inteligencia artificial y la robótica, tendencias que han mostrado un crecimiento exponencial en los últimos 20 años. Hoy ya existen: computación cognitiva en la lucha contra el cáncer, chatbox que se contactan con clientes, asistentes personales digitales inteligentes, videojuegos, etc. Nuevas tecnologías que prestan servicios totalmente automatizados y sustituyen actos humanos complejos y repetitivos.

Es un hecho que las máquinas pueden procesar datos, mejor y más rápido que las personas. La posibilidad de acceder a la información y procesarla de una manera digital totalmente revolucionaria nos permite a las personas asumir un nuevo rol. La diferencia que aportamos los humanos es el pensamiento no lineal surgido de sentimientos, creatividad, empatía, entre otras habilidades propias de las personas, lo que se denominan “habilidades blandas”. Éstas son las que permiten interrelacionarnos, armar equipos de trabajo, estimularnos para cumplir objetivos, conocer al otro para determinar qué lo motiva.

La fuerza laboral debe reconvertirse e incorporar las habilidades que serán necesarias en el futuro: la capacidad de interactuar con robots y aplicar la inteligencia emocional en el ámbito laboral. Las habilidades personales-sociales prevalecen sobre las técnicas. A la hora de tomar una decisión en RH, se requiere llegar a un equilibrio entre la parte racional (la que nos ayuda a analizar, evaluar y calcular) y la parte emocional (la que incluye sensaciones y sentimientos), con la cual nunca podrá contar una máquina/Software, ya que pueden tomar decisiones basadas en resultados concretos sin fijarse en lo que puede pensar o sentir un interlocutor. Las máquinas, los robots, están programados para un objetivo pero no para comprender al otro.

Actualmente -pero especialmente en el futuro-, el área de RH debe colaborar con el desarrollo de competencias blandas de los colaboradores.

Se considera que en los próximos 15 años, los empleos que son desempeñados por robots dejarán de estar disponibles para los humanos, y el 37% del total de empleo privado de Argentina podría ser automatizado casi por completo. Aquellas ocupaciones que requieren habilidades “más humanas y MITyC” (Matemáticas, Ingeniería, Tecnología, Ciencias), de inteligencia social, de liderazgo y coordinación de equipos, de creatividad y las analíticas, serán las más populares en los próximos 15 años. (Fuente: Accenture)

El alcance de estos cambios siempre ha sido tema de debates económicos y sociales, y generan opiniones divergentes entre los más optimistas y pesimistas. La realidad es que a lo largo de nuestra historia nos hemos transformado SIEMPRE, la principal diferencia con otros contextos del pasado es la celeridad con la que ocurren los cambios.

En el siglo XVII, las máquinas de vapor revolucionaron al mundo. En el mundo del nuevo milenio, son los robots y el mundo digital los factores que liderarán junto al hombre esta nueva revolución. De nosotros dependerá el saber aprovechar estos recursos para que esa sinergia entre tecnología y ser humano resulte positiva para la sociedad.

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